Así lo señala la Seremi de Salud Metropolitana, T. M. Rosa Oyarce, en conversación con la página oficial del Colegio de Tecnólogos Médicos, en la que también es tajante en exhortar a la participación activa y comprometida en el gremio. A continuación, te invitamos a leer la entrevista.
La salud pública como una responsabilidad.
¿Usted ha vuelto al cargo de Seremi de Salud Metropolitana, que ya desarrolló exitosamente. ¿En qué ha cambiado el panorama en estos años y cuáles son sus principales retos ahora?
- Bueno, siempre los escenarios van a cambiar. Lo primero, este es una institución pública, por lo tanto los cambios están relacionados con los aspectos políticos, como con los tiempos que estamos viviendo hoy día y también con lo demográfico. Por ejemplo, este es un cargo transversal que tiene todo tipo de responsabilidades, pero sin dejar de lado el cuidado de la salud de la población. Nosotros tenemos que ver con los temas de salud ambiental y cómo estos afectan al hombre, anticipándonos a los hechos. Ahora bien, el país ha tenido un cambio importante respecto a las migraciones que han generado un tremendo impacto, como en todas partes del mundo y Chile no ha estado ausente a esto. Es por ello que los países siempre tienen que estar interrelacionados unos con otros y nosotros, especialmente en salud, nos relacionamos a través de los convenios internacionales y las organizaciones, como la OPS, la OMS y los Ministerios de Salud.
En un plano más amplio, ¿qué representa ocupar un cargo de responsabilidad pública ¿cuánto pesan los costos y, paralelamente, la satisfacción del trabajo realizado?
- Un cargo como este, que es público y político, es una representación del Presidente de la República y eso tiene un inmenso peso, porque es la imagen y la voz del gobierno que se transmite y que llega mediante sus programas y políticas a las personas. Por lo tanto, aquí el no hacerlo bien significa un incumplimiento, tanto frente al presidente que a uno la ha nombrado, como también a la ciudadanía porque se ha presentado un programa que tiene que hacerse carne, no podemos engañar a la ciudadanía con un programa y después no cumplirlo, eso es lo más importante.
Su participación en nuestro colegio, hitos.
Ahora, desde el punto de vista gremial, ¿cómo fue y cómo ha sido su participación en el Colegio de Tecnólogos Médicos?
- Participé muchos años en el colegio, primero como una más, involucrada como cualquiera. Apenas me recibí, lo primero que hice fue ir con mi certificado a inscribirme y a poner mi "firmita" para hacer lo que se debe hacer, que es cumplir con la profesión. Esto, tanto del punto de vista ético, como también de participación en lo que es la única organización que representa a un profesional, en este caso nosotros, los Tecnólogos Médicos. Porque otras agrupaciones son de una índole distinta, por ejemplo las sociedades científicas son partes tangenciales a un tema específico, las organizaciones políticas también tienen otros propósitos, en fin.
¿Y cómo califica su paso como presidenta del colegio ?
Bueno (hace una pausa y sonríe sutilmente), yo siempre trato de olvidar los sinsabores porque no todo es maravilloso, todo tiene sus dificultades. Sin embargo, yo siempre he dicho que las dificultades y las barreras son desafíos. Mientras mayor es la barrera, uno sabe que mejor es el desafío y tiene un resultado de mucho mayor impacto. Por lo tanto, yo el colegio siempre lo vi como temas importantes, le di mucho tiempo, demasiado tiempo especialmente cuando mis hijas eran pequeñas. Tuve un compromiso muy grande, todas estas actividades en el colegio eran de noche, después de las siete de la tarde. Sin embargo, creo que todos tenemos que asumir estos compromisos.
Un compromiso ad honorem, además
Además, por supuesto que sí, no es un trabajo. Por eso que es un compromiso personal, profesional y lo bueno es que uno tiene que plantearse, dentro de esas etapas, ciertas metas y las metas que yo me planteé, las cumplí. Por ejemplo, la Ley de Optometría fue una de ellas. Cuando asumí, inmediatamente inicié el proyecto de esa ley porque era un tema extremadamente relevante para la sociedad chilena. Yo trabajaba en Atención Primaria y veía la necesidad de los niños y de los adultos de no estar a oscuras, sino que poder tener una vista que permitiera desarrollarse en la escuela, que le permitiera hacer bien su trabajo, ver bien. Es decir, era tanta la problemática que en ese momento había, las listas de espera eran interminables, que eso era un problema de salud pública. Y, además, era una oportunidad para nuestro colegio, pero yo siempre lo planteé desde el punto de vista de la necesidad porque uno no puede buscar proyectarse por un interés propio por algo del resto, sino que es al revés, hay temas de la gente que uno tiene que proyectarlos a través del colegio, en esa oportunidad.
O sea, ahí se juntó la necesidad de salud pública con la necesidad de visibilizar al colegio.
Así es, había que visibilizarnos porque la profesión nuestra en Oftalmología no era muy grande tampoco, el número de Tecnólogos Médicos de esa especialidad era limitado. Por lo tanto, cuando nosotros planteamos este proyecto de ley también hicimos un llamado a las universidades a formar Tecnólogos Médicos en Oftalmología, porque de otra manera no íbamos a poder responder a lo que se estaba generando. Y, además, también teníamos un compromiso respecto a lo que estábamos ofreciendo al Ministerio de Salud.
Por otra parte, los médicos tenían su propia preocupación al respecto, sin embargo con el correr del tiempo les quedó muy claro que no era un proyecto que les iba a quitar espacio a ellos, sino todo lo contrario, iba a suplir una necesidad no cubierta.
Y quiero agregar otro punto, en ese periodo también se abrió una posibilidad que fue la acreditación en Chile de la Educación Superior. Llegó en ese entonces con doña Mariana Aylwin como Ministra de Educación, con recursos que el Banco Mundial facilitó al Estado chileno para acreditar los primeros planes pilotos de las escuelas de las universidades chilenas. Yo me enteré de esto antes de ser presidenta de nuestro colegio y cuando asumí ese cargo, inmediatamente pedí al Ministerio de Educación que nos apoyara con este proyecto de acreditación. A mi me interesaba acreditar el perfil de pre-grado de las universidades para la Tecnología Médica, pero eso tenía una razón de ser para nosotros. Y esto era que acreditando dicho perfil, evitábamos la formación de cualquier tipo de calidad de profesionales en cualquier lugar, lo segundo era que los Tecnólogos Médicos iban a ser validados en el sector público como profesionales certificados y no formados de cualquier manera. Y además, las universidades que se iban a crear (porque estaba la apertura de creación de más universidades), estaban obligadas a tomar ese perfil de pre-grado, que era mínimo porque de ahí para arriba la universidad le puede agregar todo lo que quiera. Y afortunadamente, el Ministerio de Educación nos consideró dentro de los planes piloto, estaban tres carreras y la nuestra y nadie más en Chile. Nos acreditaron, no nos dieron los recursos, eso que quede bien claro, nunca nos pasaron plata a nosotros. En definitiva, hicimos el plan de acreditación, que nos tomó cerca de dos años y creamos el perfil de pre-grado para las universidades chilenas.
Ahora, uno de los puntos principales y eso que no se les olvide nunca a los Tecnólogos Médicos, nunca (enfatiza gestualmente), es que el punto principal es que la profesión nuestra solo se puede dar en universidad porque somos especialistas en investigación y la investigación únicamente se da en las universidades. El Tecnólogo Médico es uno de los profesionales que más hace investigación en salud, entonces eso validamos nosotros.
Lo otro es que también iniciamos el proyecto en el Congreso de acreditación obligatoria, porque solamente –en ese entonces–, estaba Medicina, Odontología y Farmacología y yo presenté la iniciativa de obligatoriedad de todas las carreras de la salud, cosa que no fructificó, pero quedó en el Parlamento. Y lo otro que sí avanzó mucho fue el que todas las carreras del sector fueran universitarias, la exclusividad universitaria.
Y esa exclusividad universidad, que a veces se ve en entredicho en la práctica, no en lo teórico.
- Exactamente, de hecho hay profesionales que son de institutos y profesionales de universidades. Entonces, el proyecto después de alrededor de siete años cuando yo ya estaba no presidía el colegio, lamentablemente en la última votación en sala no se tuvo el quórum y se perdió. Pero es también un trabajo de la responsabilidad de todos los colegios profesionales involucrados, no solamente de uno.
Ahí hace falta el frente de colegios profesionales.
- Claro, bueno, había. De hecho, yo lo dirigía y era bastante estricta con el resto de los colegios en cuanto a la búsqueda y el compromiso con la labor que estábamos llevando adelante. Creo que estos fueron los hitos más relevantes en mi presidencia en el colegio, junto con los congresos que organizamos varios. Por supuesto, todo esto con la colaboración "a punch" de todos los colegas que participan.
Aporte de los Tecnólogos Médicos
¿Cuál es el Aporte de los Tecnólogos Médicos a la salud en Chile?
- Para la salud, el valor que se genera podríamos decir que nunca vamos a poder medirlo totalmente porque en estos ámbitos, la verdad es que es muy difícil porque no hay límites, la salud no tiene límites. Sin embargo, el Tecnólogo Médico es uno de los profesionales que más atenciones realiza en salud. De hecho, anualmente respecto a procedimientos, análisis o exámenes son varios millones, que representan a varios millones de personas. Hoy día, la salud en Chile aún requiere de la resolutividad y es por ello que también hubo un cambio en el colegio cuando estaba yo como presidenta de que el Tecnólogo Médico no era un profesional de colaboración, sino que era un profesional de resolutividad porque no hay ningún diagnóstico que no se haga con exámenes y si no hay exámenes, no es resolutivo. Por lo tanto, hoy con nuestro gobierno, del que soy parte, estoy muy contenta porque éste ha comprendido (de hecho en el gobierno anterior del presidente Piñera se aprobó la Ley de Optometría), y ahora él en su programa ha puesto la necesidad que se tiene en Atención Primaria de la resolutividad. Y ello no solo lleva la atención médica, también los exámenes radiológicos, de otorrino, de oftalmo, en fin, todo lo que tenga que ver con hacer un diagnóstico oportuno a las personas. Así es que yo creo que los desafíos en salud son grandes y por eso siempre digo que no hay límites y los Tecnólogos Médicos tienen un aporte inconmensurable. Pero eso no significa que por ello las universidades tengan que producir cantidades de profesionales. Las universidades tienen que tener un límite al respecto, tienen que pensar más en la formación profesional, en la calidad de las profesiones, en las necesidades del país y no en los números económicos. No pensar tanto en la matrícula, pensar más bien en lo que resulta de ello.
Exigir y exigirse.
Finalmente, para terminar esta primera parte de la entrevista, ¿qué llamado le haría usted a los Tecnólogos Médicos para que participen más activamente en el colegio?
- Pero, por supuesto pues. Somos expertos en ser el Maestro Gatica o el Señor Gatica (prefiere no decir Padre, como reza el dicho por evidencias contingentes), la verdad es que lo más importante hoy es la participación, hoy todos los gobiernos y todas las instituciones si no están organizadas no son nada. Por ende, los colegios profesionales tienen que tomar su rumbo (vuelve a enfatizar), los colegas que no exijan lo que no están haciendo. Tienen que aprender a participar y a poner su granito de arena ahí y desde esa perspectiva exigir, pero auto exigiéndonos.
Ver saludo a los Tecnólogos Médicos
No te pierdas la segunda parte de esta entrevista, en que Rosa Oyarce se refiere al Decreto 90.