No tuvo precisamente una infancia privilegiada, ni cercana a los circuitos principales donde se generan las oportunidades y se toman las decisiones. Sin embargo, Nilton Lincopán, con cuotas combinadas de talento, esfuerzo, disciplina y resiliencia, pasó de crecer con entusiasmo e ilusión, en una austral provincia de nuestro país, a convertirse en uno de los Tecnólogos Médicos más respetados a nivel latinoamericano, y con un consolidado prestigio en el ámbito académico-científico de Brasil.
En esta imperdible entrevista a distancia, este T.M. repasa su niñez, sus primeros acercamientos a la Tecnología Médica, sus sueños, frustraciones y logros. Lo recuerda con nostalgia, emoción y mucha pasión. También analiza el presente de la carrera y visualiza el futuro de la profesión.
¿Nos puede contar un poco de sus orígenes, familia, infancia, lugar de nacimiento?
Nací en Valdivia en el año 1973. En esa ciudad estudié hasta tercero medio) en el sistema público de educación. El año de 1990 me trasladé a la ciudad de Temuco, donde terminé la Enseñanza Media.
¿En qué momento y por qué decidió estudiar Tecnología Médica?
Desde mis primeros contactos con libros, profesores y programas educativos, siempre tuve interés en el método científico orientado a fenómenos biológicos. De hecho, la Biología fue mi materia preferida durante el colegio. Mi interés específico en Tecnología Médica surge cuando cursaba quinto básico, por lo que me acuerdo. En esa época conocí a un profesional TM que trabajaba en el banco de sangre. Cada vez que tenía la oportunidad de conversar con él, mi curiosidad por conocimiento me llevaba a preguntarle detalles de la profesión y esas historias me llevaron a encantarme con el tema. Además, durante mi infancia tuve una internación médica que me llevó a ser sometido a una cirugía complicada. Estuve por un largo período hospitalizado y eso me hizo reflexionar sobre lo que era el hospital y los profesionales que allí trabajaban, como un servicio para ayudar a las personas privilegiando el concepto de salvar vidas.
Ya en el año de 1990 tenía claro que quería estudiar Tecnología Médica en la Universidad Austral de Chile porque la carrera me ofrecía la flexibilidad de desenvolver la Investigación, la docencia y el lado profesional a nivel de Laboratorio Clínico y Banco de Sangre. Y, por otra parte, porque la Universidad Austral de Chile la considero una de las universidades más hermosas en términos de infraestructura y localización privilegiada (Isla Teja), con un ambiente que motiva, lo cual he podido confirmar luego de conocer varias universidades nacionales y del extranjero. Fue así que rendí la Prueba de Aptitud Académica teniendo claro mi objetivo, siempre quise la Investigación.
Sin embargo, también sabía que en el caso de no desenvolverme en el lado científico de la carrera, podría optar a un trabajo en el cual me sentiría cómodo y realizado.
¿De qué manera se fue encantando con la carrera?
La escuela de TM en la Universidad Austral de Chile cultiva un ambiente familiar que permite la interacción con docentes, técnicos, administrativos y alumnos de diversos años cursando diferentes materias. Mi encantamiento y admiración comenzó a consolidarse durante conversaciones informales que ocurrían en “los bastidores” de la carrera, ya fuera sea en el casino a la hora del almuerzo o encuentros informales, recreativos y tertulias.
En ese tiempo (años 1991 al 1993) tuve la oportunidad de conocer la "Casa del Tecnólogo", un lugar donde solo vivían estudiantes de Tecnología Médica. Allí, la confraternidad y las actividades recreativas permitían el intercambio de conocimiento con alumnos más avanzados, donde el dominio de temas específicos de materias como microbiología o hematología eran admirables y fomentaban el interés por llegar rápido a cursas disciplinas más avanzadas para alcanzar un nivel de dominio de los temas relacionados. Adicionalmente, las actividades prácticas de las diferentes materias complementaban muy bien el aprendizaje teórico y ayudaban a tener una visión práctica de la profesión, lo que me parecía dinámico y entretenido, y a la vez admirable por tener un retorno social, un sentido de contribuir al sistema de salud. Finalmente, siempre encontré fascinante la importancia de la Investigación de Laboratorio como soporte diagnóstico de patología humana, así como la consolidación del concepto “equipo médico”, que integra diversos profesionales del área de la salud.
Paralelamente, dentro de la malla de la carrera un punto destacable en términos de aprendizaje fueron las disciplinas de diagnóstico, así como el internado obligatorio que permitía integrar lo aprendido, generando cierta autonomía, además de la posibilidad de vivenciar la realidad de servicios de salud del sur del país, donde prácticamente pasábamos todo un semestre. En mi caso, pude realizar mi internado en el Hospital de la hermosa ciudad de Frutillar, donde tuve como gran mentor al TM Santiago Koch.
¿Cómo ha sido su relación con el profesor Heriberto Fernández? ¿Qué rol ha ocupado él en su vida profesional?
El Profesor Heriberto ha sido mi mentor y un ejemplo en términos de Investigación científica en el área de Microbiología Clínica. Con su supervisión hice mi tesis de título profesional abordando el tema de prevalencia de Campylobacter spp en microbiota humana y animal, investigación que dio origen a mi primera publicación en una revista científica.
Como investigador, fue un ejemplo de liderazgo y experticia en una línea de investigación que le ha otorgado reconocimiento nacional y internacional. Fue en su laboratorio donde finalmente puede consolidar mi interés por el método científico y viví el concepto de Investigación Multidisciplinaria, compartiendo experiencias con alumnos de Tecnología Médica, Medicina, Bioquímica y Veterinaria. En su laboratorio pude conocer a alumnos de postgrado, cientistas y profesores de otros países.
¿Cómo surgió la posibilidad de ir a Brasil y cómo ha sido su experiencia en ese país?
Durante mi iniciación científica bajo la supervisión del Prof. Heriberto Fernández, conocí a una profesora brasileña, quien me entregó información sobre el sistema de educación gratuita del Brasil, tanto para el pre-grado, como para el post-grado.
A fines de 1996 fui contratado temporalmente por el Banco de Sangre del Hospital Regional de Valdivia, lo que logré juntar dinero para poder evaluar opciones de realizar un magister en Microbiología o Medicina Transfusional, que eran las áreas con las cuales más me identificaba. En el año de 1997 me trasladé a Santiago, buscando opciones para consolidar mi objetivo. Desgraciadamente, luego de contactarme con universidades que ofrecían post-grados, tuve mis primeras frustraciones porque todas las instituciones cobraban por estos estudios y tampoco ofrecían becas para alumnos nacionales. En esa época, trabajar como TM para pagar un post-grado y estudiar a la misma vez, era prácticamente incompatible.
Fui entonces obligado a buscar otros horizontes y curiosamente todo se comenzó a dar para escoger al Brasil como país donde podría realizarme científicamente. Los factores que acabaron por gatillar mi decisión se basaron en cosas puntuales, como el hecho de que el Profesor Heriberto Fernández también se había especializado en este país, puntualmente en la Escola Paulista de Medicina, una institución de renombre internacional. Además, la profesora Marlene Barro de Assis, quien era alumna de Doctorado del Prof Heriberto, me comentó sobre la Universidade de São Paulo, otra institución internacionalmente reconocida. En esta última institución la Facultad de Farmacia y Bioquímica dictaba el curso en Análisis Clínico, que incluía la línea de Investigación en Microbiología Clínica, específicamente con foco en Infección hospitalaria y resistencia bacteriana. Quien coordinaba esto, era la Profesora Dra. Elsa Mamizuka, que había sido orientadora da Profesora Marlene durante el magister y curiosamente era amiga y colega del Prof. Heriberto. Así, teniendo la recomendación del Prof H. Fernández y Marlene en el primer semestre del año de 1997 escribí una carta de puño y letra para la Prof. Elsa (en la época todavía el email no estaba masificado y de hecho yo no tenía). Al recibir la respuesta de aceptación para orientarme por parte da Profa Elsa, lloré de alegría y emoción. La próxima etapa era viajar a Brasil para rendir una prueba de ingreso en la Universidad de São Paulo. Es así como viajé en junio de 1997 para rendir la prueba de admisión que sería en julio de ese año y durante ese tiempo hice mi mayor esfuerzo para familiarizarme con el idioma, el clima y las costumbres.
En agosto tuve el resultado de aprobación y así entre al Magister. Posteriormente, entre los años 2005 y 2004 realicé un Doctorado en Farmacia y entre 2005 y 2008 un Postdoctorado en Bioquímica. Al término de ese último, participé de un concurso público para Profesor Doctor del Departamento de Microbiología en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidade de São Paulo, donde fui aprobado en el primer lugar. Desde entonces, soy docente de este Departamento (actualmente Profesor Asociado), donde coordino el Laboratorio de Resistencia Bacteriana y Alternativas Terapéuticas. Nuestra investigación se centra en el monitoreo y caracterización genómica de bacterias resistentes a los antibióticos en la interfase humana-animal-ambiente, en Brasil y América del Sur. El grupo de investigación lo integran alumnos de postgrado de varias nacionalidades, con formación en áreas diversas, como Biomedicina (Tecnología Médica en Brasil); Biología; Bioinformática; Farmacia; Bioquímica y Medicina Veterinaria. Los resultados han favorecido nuestra integración a redes internacionales y el establecimiento de colaboraciones con investigadores de diferentes países, incluyendo Chile, donde mantenemos colaboraciones con colegas de Valdivia, Temuco y Concepción.
¿Qué importancia le asigna usted a la Tecnología Médica en el mundo de la salud?
La Tecnología Médica es la base del diagnóstico y la Investigación en Medicina Humana y Veterinaria, y por lo tanto, debe ser vanguardista y tener una visión integrada de salud única.
¿Cómo calificaría la calidad de los Tecnólogos Médicos chilenos en comparación con sus pares extranjeros?
Por mi experiencia personal creo que el conocimiento teórico y práctico del profesional chileno es más sólido (la base), y esto favorece la iniciativa y la versatilidad en términos de acción multidiciplinaria y capacidad de resolver problemas dentro de cada área de experticia, de forma eficiente y eficaz. Sin embargo, veo que el potencial para la investigación, así como la capacidad de crear innovación tecnológica, no es explorado por las instituciones educacionales y esto es un poco frustrante para las nuevas generaciones que sienten esta necesidad.
Por favor, hace más de 20 años que estoy fuera del país y esta opinión es personal y basada en lo que veo de fuera o concluyo de conversaciones con algunos excolegas. No sé si estoy equivocado, pero a veces tengo la impresión de que muchos Tecnólogos Médicos son absorbidos por la comodidad laboral y el sistema.
Yo creo que existe material humano altamente calificado que, con el debido apoyo, podría hacer la diferencia y marcar una tendencia.
Una cosa que me llama la atención es que en muchos países las actividades relacionadas al profesional Tecnólogo Médico también pueden ser ejecutadas por Biólogos o Farmacéuticos-bioquímicos, que están habilitados para ejercer. Por otro lado, no existe el Tecnólogo Médico y si el biomédico que podría ser un análogo.
¿Cuáles son los principales desafíos actuales de la Tecnología Médica a nivel internacional?
Sin duda que primeramente enfocarse en el concepto de Salud Única donde el profesional TM debe ser líder en Medicina Laboratorial Humana y Veterinaria. La actualización de las mallas curriculares debe acompañar la tecnología de información y los nuevos conocimientos deben incorporar y explorar en detalles, herramientas de bioinformática, genómica y inteligencia artificial. La Tecnología Médica debe tener la capacidad de modernizar los sistemas de diagnóstico creando y utilizando plataformas basadas en megadatos que pueden resultar en aplicativos para fines diagnósticos y epidemiológicos, los cuales pueden ser usados y manipulados de forma portátil mediante celulares, tablets y otros dispositivos.
Recientemente tuve la oportunidad de participar en una reunión científica en Alemania, organizada por la Fundación Bill & Melinda Gates, donde profesionales análogos al TM, en África, han desarrollado un sistema de uso de Drones para envío de muestras desde lugares de difícil acceso, para laboratorios de referencia. Obviamente que la tendencia actual de sistemas diagnóstico es basado en uso de mínimo volumen de muestras. Por otro lado, la secuenciación del ADN ha sido masificada y hoy en día ya existen sistemas de secuenciamento portátiles son casi del tamaño de un pendrive. Así, un TM podría ir a lugares remotos y con una mínima cantidad de muestra de sangre u otro material, podrá obtener el genoma completo del paciente o de un patógeno y con esto ya tendría informaciones para orientar un tratamiento, inferir en pronóstico de enfermedades y/o contribuir con datos epidemiológicos de vigilancia genómica.
¿Hay otro aspecto más que quisiera comentar en esta materia?
Solamente me gustaría reforzar y enfatizar sobre el potencial del Tecnólogo Médico en la Investigación e Innovación Tecnológica, lo cual debe ser explorado por instituciones educacionales. Al final, para que un país crezca y sea autosustentable debe invertir en Ciencia y Tecnología, donde el Tecnólogo Médico puede ser una pieza fundamental.